sábado, 23 de mayo de 2015

¿Votar o abstenerse?




Estamos en año electoral y con ello  da comienzo el constante aluvión de promesas políticas que pretenden ganar la confianza de los votantes, unos votantes que sufren de un alto grado de indignación. Estas promesas se convertirán en frases y eslóganes llevadas al olvido en el momento en que el gobernante elegido tome el poder.Yo en este sentido quiero hacer una defensa a la abstención del voto o al menos al voto responsable.


La abstención es la mejor opción para defender la libertad de las personas

Hablo de abstenerse por que nos encontramos en una situación política compleja y con numerosos partidos donde elegir. Entonces tendría sentido votar si nuestra información fuera completa y pudiéramos recopilar cada una de las propuestas y analizarlas minuciosamente, cosa que requiere un coste de oportunidad para aquellos que piensen que podrían destinar su tiempo a otros quehaceres. Puesto que votar supone elegir e imponer mis ideas hacia aquellos que piensan igual que yo -por lo que no supone costes-, pero también para aquellos que difieren de ese pensar- suponiendo costes-, es una irresponsabilidad hacerlo por criterios distintos a la obtención completa de información. Por ello la abstención supone no imponer nada sobre nadie, al ser difícil la obtención de información.


Ya hemos dicho que votar supone imponer - si gana ese voto- las ideas de uno contra las ideas de otros, por lo que no se puede justificar de manera racional la acción de votar. Por ejemplo supongamos que muchas personas que no son capaces de analizar las consecuencias  de instaurar determinadas políticas, se determinan a realizar su voto. El voto que han elegido respalda políticas que cercenan la libertad y/o pueden suponer estancamiento económico. Al finalizar el recuento resulta que sale victorioso el voto de esas personas, con lo que se impone unas políticas negativas hacia otros ciudadanos incluso para aquellos que la votaron - pues lo hicieron con ignorancia política- de esta manera el voto ha resultado un fiasco y una irresponsabilidad. Por ello no puede ser justo que la mayoría imponga a la minoría, pues ¿es de justicia que el 51% de los ganadores decidan sobre ellos mismo y sobre el otro 49% de la población perdedora?


Por otro lado, en el supuesto de que seas capaz de acumular esa información y tengas unos criterios claros, entonces si esta justificado el voto. Puede que tus ideas quieran imponer sobre la minoría, por lo que esta decisión si justifica tu voto. Pero para aquellos que defienden la libertad individual de las personas, el voto restringe la libertad de los que no decidieron lo mismo, por lo que la abstención supone la mejor opción.


La libertad se defiende mejor mediante la divulgación

También se puede pensar que la abstención nos conducirá a que solo aquellos que quieren intervenir la sociedad y la economía salgan siempre elegidos, por lo que la acción política es necesaria para una vez llegados al poder, tener la oportunidad de desmantelar el entramado estatal, pero esto también supondría imponer las ideas liberales hacia aquellos que no comparten estas ideas. Por ello en mi opinión la mejor forma de que las ideas liberales calen en la sociedad no es mediante la acción política - aunque puede se positivo- sino mediante la divulgación que consiga que el conjunto de la sociedad vaya poco a poco de manera voluntaria defendiendo las ideas liberales, es decir, como algunos lo definen, mediante la batalla de las ideas.

viernes, 1 de mayo de 2015

¿Pagamos pocos impuestos?


Para aquellos que pensamos que los impuestos son la herramienta por la cual el Estado de manera coactiva asfixia al ciudadano mediante el pago de parte de sus rentas al mantenimiento de este ente, los impuestos son cercenadores de la libertad y por ello se deben reducir al mínimo.

Es por ello que es necesario hacer un simple análisis que nos permita aclarar nuestra situación impositiva comparándola con dos países - Alemania y Finlandia- que son objeto de ejemplo por parte de aquellos que defienden en España la necesidad de subir los impuestos para mantener el "Estado de bienestar". Este análisis se hace comparando dos términos: Presión fiscal y esfuerzo fiscal.

La presión fiscal nos muestra una relación de los ingresos procedente de la recaudación impositiva y el PIB. Este es el término preferido por la mayoría para analizar la situación de España en comparación con el resto de países europeos y que sirve de argumento para defender un aumento de ciertos impuestos, por lo general a los mas ricos.

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El gráfico anterior compara la presión fiscal de España, Alemania y Finlandia. En esta comparación claramente se observa como tanto Alemania y mas especialmente Finlandia tienen una mayor presión fiscal que España, y se observa también que no sufren grandes desviaciones como en el caso de España producto de la pérdida de ingresos debido a la crisis, ingresos que se obtenían de la burbuja inmobiliaria que una vez pinchada, estos ingresos extraordinarios se dejaron de percibir.

Es a partir de este gráfico que muchos argumentan una subida de impuestos, en especial a las rentas altas y las empresas cuando en España las tasas impositivas en esos conceptos ya son altas.



En España se asfixia al ciudadano con el pago de impuestos

Para hacernos una idea mas clara de como los ciudadanos soportan con su esfuerzo el mantenimiento de un Estado sobredimensionado, hay que fijarnos en un término mas preciso y correcto que el anterior como es el esfuerzo fiscal. El esfuerzo fiscal si nos muestra la relación entre lo que pagamos y nuestra renta.


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Este gráfico ya nos muestra otra cosa distinta a lo anterior. Comparando las tres economías, aquella cuyos ciudadanos tienen que soportar un mayor esfuerzo fiscal, es en la economía española. Desde 2009 el país que mas ha aumentado su esfuerzo es España, por el contrario Alemania muestra una tendencia antagónica a la nuestra, en la que sus ciudadanos se ven beneficiados de un menor esfuerzo fiscal.

Con este gráfico, el argumento de aumentar ciertas tasas o tramos impositivos queda en evidencia al observarse el desmesurado esfuerzo que realizan los ciudadanos para mantener un Estado, que es ineficiente y que se ha mostrado obstaculizador de la recuperación económica.

Se debe de apoyar la generación de empresas y la creación de puestos de trabajo mediante la bajada generalizada de las tasas impositivas, tasas que imposibilitan que nos recuperemos de la crisis con la rapidez con que la economía española es capaz de hacerlo. Se debe incentivar la inversión extranjera con beneficios fiscales, de tal manera que se pueda generar en España industrias fuertes y competitivas. En resumen, la disminución de impuestos ofrece  a los ciudadanos una mayor libertad y capacidad para interactuar y generar riqueza.